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Director de Merck analiza mercado colombiano
Eduardo Obraczka señala que en el país hacen falta incentivos que promuevan la investigación y una política farmacéutica clara para innovar.

 

 

 

 

 

 

Desde el 2016, la farmacéutica Merck ha sido la empresa de esa industria que más crecimiento ha registrado en el país, con un margen de ventas de 110 millones de euros en el 2017. Eduardo Obraczka, director general de la compañía en Colombia, calcula que para el cierre de este año fiscal, el crecimiento de la firma será de dos dígitos, quedando por encima del promedio nacional de esta industria, que se encuentra entre 7% y 8%.

 

El ejecutivo indicó que es necesario llamar la atención sobre la posibilidad de hacer más investigación en el país, para lo cual, considera, se necesita “una política farmacéutica con criterios claros que incluya incentivos para el desarrollo clínico y la producción local”.

 

¿Cuál es el panorama de su negocio en el país?

 

Colombia ocupa el lugar número tres en importancia para Merck dentro de América Latina, principalmente en términos de exportación de capital humano, porque –por ejemplo– hay colombianos trabajando con nosotros en Alemania. Además, en materia de ingresos, la región ocupa el tercer puesto frente a las demás.

Este año vamos muy bien, dentro de los planes, y le estamos apuntando a un crecimiento importante (es decir, de doble dígito), versus el año pasado. De hecho, desde noviembre del 2016 somos la compañía farmacéutica transnacional que más crece en el mercado en Colombia.

Aún no podemos hablar específicamente de cifras porque estamos esperando el término del año fiscal, pero estas serían superiores a lo que está creciendo la industria en Colombia, que es de más o menos un 7% u 8%.

Esto se debe principalmente a las franquicias donde somos líderes, como por ejemplo el caso de fertilidad, en la que estamos teniendo una expansión importante. También somos líderes en el seguimiento de la diabetes y en hipotiroidismo. En general, tenemos más de 45.000 productos comercializados en Colombia.

 

¿Cuáles son sus prioridades para el 2019?

 

Nuestra prioridad es la gente. Antes que hablar de productos, el indicador de éxito para nosotros no es necesariamente el resultado financiero, porque esa es una consecuencia. En ese sentido, nos interesa mejorar en los indicadores con los que dimensionamos los progresos de carrera de nuestros colaboradores. Por otro lado, entrando en la estrategia de la compañía, tenemos importantes lanzamientos para el próximo año. Uno está muy enfocado en una enfermedad huérfana, de un tipo específico de cáncer de piel, el cáncer de células de Merkel; el otro va a cambiar totalmente el tratamiento de la esclerosis múltiple.

 

¿Por qué consideran que va a cambiar dicho tratamiento?

 

La molécula está en análisis del Invima, entonces no podemos promocionarlo, pero cambia la historia clínica de los pacientes de esclerosis múltiple, porque es una pastilla que uno debe tomar durante dos semanas al año, y durante apenas dos años. Es decir que no tienes que recordar tomar la medicación mucho tiempo, y por eso cambia. Esto es lo más cercano a una cura que existe y permite que el paciente tenga un nivel muy bajo de monitoreo. Con relación a esto vale la pena recordar que se trata de una enfermedad crónica que no tiene cura, en el que dos tercios de los pacientes diagnosticados son mujeres entre los 8 y los 25 años de edad.

 

¿Ustedes hacen investigación científica en Colombia?

 

Nosotros en Merck sí hacemos estudios clínicos, hay investigaciones abiertas tanto en el área de oncología como en la de inmunología. Pero, a nivel general, sí es un tema esencial, por lo que es importante que en Colombia haya una política farmacéutica que incluya beneficios para que se dé un mayor desarrollo clínico.

 

¿A qué tipo de incentivos se refiere?

 

Más incentivos para tener la infraestructura que permita ese desarrollo, no solo para Merck, sino para que toda la industria farmacéutica desarrolle más estudios clínicos. En nuestra opinión tenemos el capital humano para lograrlo, pero existe una capacidad límite como país para ese tipo de desarrollos, porque todos los laboratorios farmacéuticos utilizan los mismos lugares. Lo importante acá sería tener una alianza público-privada (APP).

Los incentivos tributarios están más dados para el desarrollo en términos de fabricación, entonces tendría que promoverse, por ejemplo, a nivel de las universidades para que las personas que se están formando no necesariamente vayan al sector productivo o comercial, sino que puedan pasar al científico. Entonces, dichos incentivos se podrían ver como condiciones atractivas para la investigación.

Colombia y la región son exportadoras de recursos naturales pero no de innovación, y eso sería una alternativa que nosotros apoyamos. Ahora, creemos que es el momento de tener esa conversación abierta con las autoridades, pero sí es legítimo hablar que nos toca como país definir una política farmacéutica con criterios más claros.

 

Si esas condiciones se dieran, ¿qué impacto podrían tener?

 

Los primeros impactados serían los pacientes. Aunque estamos hablando de que para llegar a tener un producto registrado pueden pasar 2, 3 o hasta 4 años haciendo estudios, vale la pena mirar que si esos desarrollos se hacen a nivel local, todo el proceso sería más eficiente y estas personas –que muchas veces tienen enfermedades huérfanas– podrían tener acceso a los tratamientos más fácilmente. En segundo lugar, como comentaba anteriormente, se podría generar una alternativa vocacional.

 

Fuente: Portafolio (Colombia) 

 

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