Para el desarrollo de su proyecto, esta joven empresa ha creado su propia bioimpresora basándose en la tecnología de deposición fundida, y ha comenzado a dar resultados bastantes satisfactorios para la industria.

El proyecto comenzó en 2016 con el belga Nicolas Berenfeld, actual Head of Business de WeBio, quien quería entender las diferencias que había entre una impresora 3D común y una bioimpresora. “Armamos un primer prototipo y empezamos a trabajar sobre el desarrollo de biotintas con científicos del laboratorio de células madre del FLENI. Fuimos investigando el comportamiento celular en distinta composición de biotinta, mientras averiguábamos la “imprimibilidad” de estas composiciones. En 2017 empezamos a enseñar nuestros resultados en eventos de impresión 3D y al principio de 2018 decidimos hacer de WeBio una spin-off, es decir una entidad aparte”, cuenta.

Hoy cuentan con dos investigaciones principales, una sobre la regeneración de cartílagos y otra sobre sustituto óseo. “A largo plazo, queremos usar la bioimpresión en medicina regenerativa pero al día de hoy nuestra idea es ir agregando otros tipos de tejidos a nuestras investigaciones y usarlos para ensayos de fármacos. Estamos convencidos que la bioimpresión va a permitir desarrollar fármacos de manera más efectiva, más económica y más segura ya que un tejido humano bioimpreso es un entorno de ensayo mucho más similar al cuerpo humano que un cultivo celular en 2D o una rata”, afirma Berenfeld.

El investigador considera que “la bioimpresión va a ocupar un lugar cada vez más importante en la medicina regenerativa y probablemente en otros sectores de actividad también”. En este sentido, prevé que en diez años Webio estará “imprimiendo tejidos humanos para medicina regenerativa, contaremos con centros de bioimpresión en LATAM, EE.UU y Europa; y espero que estemos cerca de imprimir órganos y así poder resolver los problemas de las listas de espera para donaciones”.

Fuente: 3D Native