Un estudio realizado por el grupo de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de Coruña (Chuac), en colaboración con el equipo de Biofarma de la Universidad de Santiago (España), determinó que el fenofibrato podría utilizarse para mejorar la función articular de aquellas personas que tengan artrosis, una enfermedad para la que aún no existe una cura.

Se trata de un fármaco que se utiliza para el tratamiento de alteraciones metabólicas como la dislipemia, que se caracteriza sobre todo por la gran concentración de lípidos en la sangre, como por ejemplo el colesterol o los triglicéridos.

La investigación fue publicada en la revista médica EbioMedicine y supone una nueva esperanza para aquellos pacientes que tienen artrosis. Tan solo les hace falta la financiación para poder iniciar el ensayo clínico que lo corrobore.

Hasta el momento sólo se han tratado síntomas como el dolor o la inflamación, pero no se ha logrado frenar la degeneración del cartílago, algo que sí podría hacer el medicamento indicado.

Beatriz Caramés, líder de la investigación y responsable del grupo de Biología del Cartílago, explicó: "Presenta la ventaja de que es un fármaco ya aprobado por la FDA norteamericana y la Agencia Europea del Medicamento (EMA), por lo que no sería necesario realizar ensayos clínicos para aprobar su seguridad”.

Asimismo, también mencionó que sería necesario demostrar su eficacia para la artrosis en ensayos clínicos con pacientes, ya que solo se han realizado estudios preclínicos, tanto en muestras de tejidos de enfermos del servicio de Chuac como en 5 mil pacientes, en una investigación en colaboración con dos grupos de Estados Unidos y uno de Rusia.

Estos pacientes presentaban artrosis, incluso, en algunos casos también tenían alteraciones metabólicas para las que fueron tratados con fenofibrato, observándose posteriormente una mejora en su función articular.

Esta misma prueba ahora se realizará en pacientes del área de la Coruña para corroborar los resultados. En el caso que se confirme, como parece indicar, aseguran que habría que pasar a los ensayos clínicos para demostrar su eficacia, por lo que el equipo gallego se encuentra buscando financiación para poder llevarlo a cabo.

“Estamos tocando a la industria farmacéutica y a las empresas biotecnológicas, porque estamos convencidos de que el fármaco funciona. Creemos que los pacientes pueden beneficiarse”, destaca Caramés y agregó que “lo que observamos fue que al eliminar las células senescentes de forma selectiva y al activar la autofagia, mejoraba la función articular y se ponían en marcha los mecanismos de prevención de la enfermedad”.

Fuente: La Voz