Notas de Interés
Innovación incremental aporta nuevas opciones terapéuticas
Se calcula que el 40% de los fármacos innovadores que han llegado al mercado en la última década lo han hecho a través del desarrollo de nuevos medicamentos basados en formulaciones ya existentes.

 

 

 

 

 

 

Una de las herramientas más habituales que se emplean en la I+D+i empresarial es la innovación incremental. Es decir, añadir valor sobre productos que ya existen potenciando nuevas mejoras. Y en este juego no solo participan las compañías tecnológicas sino también las farmacéuticas.

 

La innovación incremental que surge del sector farmacéutico sirve, por ejemplo, para dar con nuevas vías de administración o para combinar dos principios activos en una misma pastilla, mejorando así la adherencia del paciente a sus diferentes tratamientos. También se emplea para mejorar la posología y la seguridad, reduciendo efectos secundarios. O, incluso, para darle una nueva indicación a un fármaco ya conocido, como ocurrió con el ácido acetilsalicílico, que pasó de ser un analgésico a un tratamiento para cardiopatías.

 

Según la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica (Farmaindustria), en la última década cerca del 40% de los fármacos innovadores que han llegado al mercado lo ha hecho a través de esta fórmula. Y es que para las empresas supone una manera más rápida y con menores riesgos con la que pueden compensar los extensos costes y tiempos que genera la llamada innovación radical. Es decir, la referida a nuevas moléculas, que pueden tardar en llegar a los pacientes en su forma comercial más de una década.

 

“Para los pacientes, ofrece en muchas ocasiones una mejora de los efectos adversos, una posología más cómoda para combinar con el día a día y nuevas oportunidades terapéuticas con datos de seguridad muy avalados por el uso en otras indicaciones”, comenta Isabel Amat, directora global de Innovación y Gestión del Pipeline de Desarrollo de la empresa farmacéutica española Reig Jofre. Desde su punto de vista, con la innovación incremental puede lograrse una mejora respecto al medicamento original que se puede traducir en más tolerancia, en mayores opciones terapéuticas o en formulaciones con progresos en la cinética. 

 

A pesar de la utilidad de gran parte de los medicamentos surgidos de la innovación incremental, existen diversos puntos de vista en este campo que hacen que las administraciones y los reguladores los miren con recelo. Un estudio reciente elaborado por la consultora especializada Iqvia por encargo de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), asegura que existen discrepancias en la percepción del valor añadido que ofrece la innovación incremental en este sector, especialmente entre reguladores y pagadores.

 

“Esto repercute de forma directa en los procesos de aprobación y fijación de precio, que han llegado a reducirse entre el 15% y el 20% en países como Italia, Holanda, Suecia y España”, comentan fuentes de Farmaindustria. Según la patronal, al finalizar este proceso algunos fármacos terminan quedándose en el camino, bien porque no se incluyen en la prestación farmacéutica pública, o porque el precio final es tan bajo que su lanzamiento y producción “no resultan de interés para la compañía farmacéutica que ha invertido tiempo y dinero en su desarrollo”.

 

Fuente: Compromiso Empresarial

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