Notas de Interés
El Nobel de Química fue para dos científicas por sus trabajos en edición genética
Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna obtuvieron el reconocimiento por sus investigaciones sobre las “tijeras moleculares” que "contribuye a desarrollar nuevas terapias contra el cáncer.

 

 

 

 

La genetista francesa Emmanuelle Charpentier y su colega estadounidense Jennifer Doudna fueron galardonadas con el Premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre las “tijeras moleculares”, un descubrimiento “revolucionario” capaz de modificar el ADN de animales, plantas, microorganismos e incluso de humanos.

 

“Esta tecnología ha tenido un impacto revolucionario en las ciencias de la vida, está contribuyendo a nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias”, indicó el jurado de Estocolmo en el comunicado del anuncio.

 

En junio de 2012, las investigadoras y sus equipos describieron en la revista Science una nueva herramienta con la que se podía editar el genoma: el mecanismo se llama Crispr/Cas9 y es conocido como tijeras moleculares. “Para comprender de qué se trata este método hay que remontarse al descubrimiento del Crispr, un acrónimo de un nombre muy largo en inglés, que fue realizado en 1995 por el español Francisco Mojica, un científico que trabaja con bacterias”, explicó Hernán Dopazo, investigador de CONICET y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

 

Dopazo sostuvo que Mojica descubrió “que en el ADN de las bacterias había una región que llamaba la atención por su distribución y porque tenía secuencias genéticas que pertenecían a virus, plásmidos (que son como parásitos de las bacterias) y otros organismo, es decir que no le eran propias; a esa región la denominó Crispr. Su hipótesis fue que la bacteria tenía estos pedazos de otros organismos en su ADN porque se los corta cuando entra en contacto y los guarda como memoria para su sistema inmune; entonces si en un futuro reconocía algo igual lo iba a 'cortar' y de esa manera evitaba la replicación”.

 

El investigador señaló que “en 2009 Jennifer Doudna realizó un primer aporte muy importante; ella encontró que pegada al Crispr hay una proteína que denominó CAS, que es la que es responsable de realizar el corte del ADN de cualquier otro organismo que ingresaba a la bacteria y de esa manera no podían replicarse más”. Dos años después Emmanuelle Charpentier identificó que había otra región cercana al Crispr que llamó “transactivasa”, “que incidía sobre la proteína CAS y que contribuía para el reconocimiento específico del ADN del otro organismo que estaba intentando ingresar”. Explicó que "con esto terminan de comprender el funcionamiento del sistema y al año siguiente, en 2012, publican un trabajo en Science en el que logran fusionar las moléculas de Crispr con la transactivasa en una 'guía única' que puede programarse como uno quiera y que puede ir a un blanco que sea cortado por la proteína CAS”.

 

El jurado explicó que "desde que Charpentier y Doudna descubrieron las tijeras genéticas CRISPR / Cas9 en 2012 su uso se ha disparado. Esta herramienta ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en la investigación básica, y los investigadores de plantas han podido desarrollar cultivos que resisten el moho, las plagas y la sequía”.

 

Asimismo, sostuvo que “en medicina se están realizando ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer, y el sueño de poder curar enfermedades hereditarias está a punto de hacerse realidad. Estas tijeras genéticas han llevado las ciencias de la vida a una nueva época y, en muchos sentidos, están aportando el mayor beneficio a la humanidad”.

 

Fuente: Telam

 

 

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