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Empresa de biotecnología creó una plataforma autónoma de desarrollo de fármacos
Con la utilización de robots y sensores, permite reducir el costo y el tiempo para hallar un nuevo medicamento.

 

 

 

 

 

 

Desarrollar un nuevo fármaco y comercializarlo suele costar unos 2600 millones de dólares y lleva unos 12 años. En este sentido, el profesor Yaakov Nahmias de la Universidad Hebrea de Jerusalén, fundador y director ejecutivo de Tissue Dynamics, creó la plataforma autónoma de desarrollo de fármacos con la cual, asegura, “se puede reducir ese costo entre un 40% y un 80% y el tiempo requerido entre un 30% y un 50%”.

 

La tecnología, cuando se complete, transformará el mundo farmacéutico de dos maneras. La primera es que las pequeñas farmacéuticas podrán desarrollar y probar medicamentos por su cuenta. “Hoy las pequeñas empresas desarrollan medicamentos hasta cierto punto y luego los venden a los gigantes farmacéuticos que son los únicos lo suficientemente grandes como para asumir los riesgos del desarrollo de fármacos”, dijo Nahmias y agregó que “cuando nuestra tecnología esté completa, podremos reducir drásticamente el riesgo de los estudios clínicos, lo que abrirá un mundo entero para que las pequeñas empresas finalmente comercialicen sus propios medicamentos”.

 

El profesor considera que la segunda forma en que la nueva tecnología cambiará el mundo farmacéutico es aún más interesante: tendrá sentido desde el punto de vista financiero para desarrollar medicamentos para las llamadas enfermedades huérfanas, condiciones médicas raras que tienen muy pocos pacientes. “Actualmente se descuida el despliegue de tratamientos para estas condiciones porque no es rentable sin la ayuda del gobierno. De repente se volverá económicamente viable porque se necesitará menos dinero para desarrollar el fármaco”, afirmó.

 

En la plataforma de Tissue Dynamics, un robot crea modelos microfluídicos de tejidos humanos. Convierte las células en versiones diminutas de los principales órganos del cuerpo, como el hígado, el corazón, el cerebro y los riñones. Se colocan sensores en esos órganos para registrar su función, lo que permite que el robot se comunique directamente con el tejido humano que crea. Esto permite que el robot comience a detectar medicamentos contra diferentes modelos de enfermedades. Puede realizar, por sí mismo, evaluaciones de seguridad en los microtejidos e identificar el fármaco que funciona mejor y causa el menor daño a los órganos humanos, y lo hace extremadamente rápido. “Podemos hacerlo en 19.000 muestras de tejido a la vez. Es el equivalente a probar en 5000 pacientes”, dijo el profesor.

 

Además de descubrir nuevos medicamentos, Nahmias dijo que es una excelente plataforma para reutilizarlos, tomar medicamentos que ya existen y encontrarles nuevos usos.

 

Fuente: ©EnlaceJudío

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