En un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) se dio a conocer por primera vez a la comunidad científica mundial un anticuerpo monoclonal (Mab) humano que neutraliza galectina-1 (Gal-1) y que podría detener el cáncer. El desarrollo fue realizado por Gabriel Rabinovich, investigador del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme) en Buenos Aires, y Diego Croci, del Instituto de Histología y Embriología (IHEM) de la Universidad Nacional de Cuyo, como autores principales. El trabajo recibió el apoyo de las fundaciones Sales, Bunge y Born, y Williams, como también del Ministerio de Ciencia de la Nación y del organismo estatal CONICET.
Las pruebas fueron realizadas en muestras de plasma de pacientes con melanoma. El trabajo, además de mostrar esta posible terapia, también logra un importante avance para detectar la resistencia que logran ciertos tumores a algunos tratamientos oncológicos que ya están en el mercado.
Los fármacos antitumorales antiangiogénicos evitan que el tumor cree nuevos vasos sanguíneos. Sin embargo, algunos cánceres generan resistencia a la droga y el tumor sigue creciendo. Rabinovich y equipo descubrieron que Gal-1 reemplaza la acción que logra inhibir el fármaco.
Ya lo habían demostrado en un trabajo publicado en 2014 pero en un modelo animal. Ahora lograron corroborar su teoría en muestras humanas. Incluso determinaron que los niveles de esta proteína en sangre pueden servir como un indicador de progresión del cáncer y de resistencia a este tipo de estrategia oncológica.
Para eso utilizaron muestras de plasma de pacientes que participaron de un ensayo clínico en Reino Unido donde se probó bevacizumab, una droga antiangiogénica, en pacientes con melanoma avanzado.
“El protocolo falló, pero nos sirvió a nosotros para demostrar nuestra teoría en humanos. Fue un tiempo largo hasta que pudimos encontrar estas muestras ideales y liberar ese ensayo clínico”, comenta Rabinovich.
Luego de corroborar su teoría, aplicaron el Mab antiGal-1 desarrollado por ellos, y la angiogénesis del tumor se revirtió. Durante años de trabajo, Rabinovich descubrió que Gal-1 estaba presente en los tumores con dos fines: evadir el sistema inmunológico y formar vasos sanguíneos (angiogénesis) para favorecer la migración de las células tumorales y la formación de metástasis. Entonces, el Mab antiGal-1 podría tener un doble efecto terapéutico: frenar la formación de vasos sanguíneos del tumor y ser un inmunomodulador, esto es, despabilar a las defensas del paciente para que ataquen al cáncer. A su vez, conocer el nivel de galectina-1 en sangre permitirá saber en qué momento preciso comenzar a suministrárselo a los pacientes.
Rabinovich presentó en 2015 la patente para el Mab, la cual fue aprobada en 2019 por lo que su desarrollo está protegido. “Nunca habíamos publicado detalles del anticuerpo hasta ahora. Queríamos lograr que reconozca específicamente a Gal-1 y no a otras galectinas. Y también queríamos que fuera totalmente humano”, explica el investigador. Y agrega: “Desde el ensayo preclínico hasta la fase clínica este es un paso importante porque significa que el anticuerpo humano es un candidato importante para poder llegar ya a los pacientes”.
Hacia el ensayo clínico
Antes de empezar el ensayo clínico de esta potencial terapia, los investigadores deben producir el Mab bajo buenas prácticas de manufactura (GMP), ya que hasta ahora lo fabrican para aplicar en laboratorio y no en pacientes. Según el investigador, es un proceso que puede durar entre seis meses y un año desde el momento que consigan los fondos. “Es carísimo y estamos viendo cuál es la mejor forma de hacer esta transferencia”, reconoce. Luego hay que presentar la documentación a las autoridades regulatorias, lo que puede llevar entre tres a seis meses hasta la aprobación para poder empezar una fase 1.
El blanco terapéutico de las galectinas se ha probado en diferentes tipos de cánceres, pero Rabinovich cree que elegirán como primer candidato el cáncer colorrectal. “Es el tercero que más muertes causa y tiene dos características que nos vienen bien para probar el anticuerpo: es un cáncer muy vascularizado y hay una gran inmunosupresión en la zona del intestino”, explica.
Fuente: La Voz