Notas de Interés
Una proteína podría ser una vía para el desarrollo de nuevos medicamentos
Analizan cómo la arrestina controla el efecto de determinados receptores celulares implicados en el funcionamiento de los fármacos.

 

 

 

 

 

La revista Cell publicó un estudio que puede permitir el desarrollo de nuevos medicamentos o la mejora de los existentes, aprovechando el funcionamiento de un tipo concreto de proteína presente en la membrana de las células. Se trata de la beta arrestina, un tipo de molécula que actúa a modo de controlador, regulando la traducción de la señal en la célula. Un auténtico `semáforo´ que actúa limitando el tiempo en el que los transmisores interactúan y que ajusta la respuesta de la célula a su estímulo.

 

El trabajo fue realizado por un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, del cual participaron profesionales españoles que facilitaron las herramientas necesarias para realizar simulaciones a escala atómica de la actividad de las moléculas. Gracias a ellas, se ha podido comprobar el papel regulador de la arrestina sobre los receptores acoplados a proteínas G, lo cual puede permitir "abrir una vía para poder modular de forma más adecuada los fármacos y mejorar así su perfil terapéutico", según apunta la Dra. Jana Selent, del Grupo de Desarrollo de fármacos en base a receptores acoplados a proteínas G del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas.

 

En este estudio, los investigadores del IMIM-Hospital del Mar, han podido comprobar cómo la arrestina regula la actividad de los receptores de las células ante los estímulos (neurotransmisores o hormonas) y, también, durante cuánto tiempo se lleva a cabo esta interacción. "Hemos revelado el mecanismo molecular que explica cómo la beta arrestina puede interactuar eficazmente con los receptores en la membrana de la célula" dicen. El investigador principal, el profesor de Endocrinología Molecular del Institute of Metabolism and Systems Research de la Universidad de Birmingham, Davide Cabeiro, explica que "actuando como un controlador aéreo, estas proteínas sienten cuándo los receptores son activados por una hormona o neurotransmisor para modular el flujo de señales en nuestras células".

 

La Dra. Selent, por su parte, añade que "la interacción entre la beta arrestina y los receptores activos es mucho más dinámica que lo que se pensaba previamente, permitiendo un mejor control de las señales mediadas por estos receptores". Hay que tener en cuenta que entre el 30 y el 40% de los fármacos actuales actúan sobre los receptores acoplados a proteínas G, precisamente los regulados por la beta arrestina. Se trata del mayor grupo de receptores existente en el cuerpo humano, con la función primordial de regular los efectos de muchas hormonas y neurotransmisores sobre las células. Gracias a este hecho, la beta arrestina pasa a ser una posible diana para diseñar nuevos fármacos o mejorar los existentes, regulando "de forma mucho más ajustada su efecto y posible toxicidad sobre las células", explican los investigadores.

 

Fuente: IM Médico

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